Fundamentos Acerca de la Radiación No Ionizante e Ionizante
Las
radiaciones electromagnéticas se dividen en dos grandes categorías, dependiendo
de su nivel de energía: las radiaciones ionizantes y las no ionizantes.
Ejemplos de radiaciones ionizantes son la radiactividad o los rayos X o gamma o
radiación ultravioleta lejana. Estas están reconocidas como peligrosas, por lo
tanto se supone que se utilizan con las medidas de seguridad apropiadas. Las radiaciones no
ionizantes son las producidas por la corriente eléctrica, transmisiones de
radio y televisión, y telefonía móvil (también llamadas microondas).
Cuando
nos referimos a contaminación electromagnética o electro polución, hablamos de
la contaminación producida por los campos eléctricos y electromagnéticos, como
consecuencia de la multiplicidad de aparatos eléctricos y electrónicos. Son
radiaciones invisibles al ojo humano, pero perfectamente detectables por
aparatos de medida específicos.
Estas
ondas son absorbidas fácilmente por el cuerpo humano, en el que producen
determinados efectos biológicos. Sobre este punto hay mucha discusión en la
comunidad científica, el problema se plantea por la falta de acuerdo de los
científicos sobre cuáles son los niveles perjudiciales para la salud. Los otros
efectos directos, derivado de la instalación de antenas de telefonía y que a
simple vista no se percibe, es el producido por el funcionamiento normal de la
antena. La antena instalada cubre una zona determinada, y envía y recibe
señales de todos los teléfonos móviles que se desplazan por su zona. Estas
señales que recibe y emite se denominan ondas electromagnéticas. Estas ondas no
se ven, no se huelen, son invisibles, y se desplazan por el espacio sin
necesidad de cable ni soporte material alguno. Penetran fácilmente en edificios
y personas, lo cual es algo lógico porque si no sería posible la comunicación a
distancia.
La
potencia en estas ondas electromagnéticas va disminuyendo conforme se van
alejando de la antena, alrededor de la cual se producen los niveles más altos
de emisión, y estas ondas son absorbidas fácilmente por el cuerpo humano, en el
que se producen unos determinados efectos biológicos. Pero el problema se
plantea por la falta de acuerdo de los científicos sobre cuáles son los niveles
perjudiciales. Existe acuerdo en que cerca de la antena, en un radio de 3 a 6
metros, los niveles serían demasiados altos y perjudiciales para el ser humano,
pudiendo producir efectos térmicos o calentamiento, en exposiciones cortas. Por
eso se recomienda vallar las antenas y que el público no pueda acercarse a las
mismas. Sin embargo, la mayoría de países siguen unas normas de exposición que
limitan los campos electromagnéticos que puede recibir un ser humano, teniendo
en cuenta los efectos térmicos.
Pero
el problema se plantea con las exposiciones a largo plazo. ¿Qué sucede cuando
una persona vive, duerme, trabaja, juega o estudia, mes tras mes y año tras
año, cerca de una antena de telefonía móvil? Su cuerpo estará expuesto de
manera continuada a niveles de emisión mucho más bajos que los que recomiendan
las normas de protección (que solo tienen en cuenta exposiciones cortas, por
ejemplo de 6 minutos).
Estudios científicos:
Los
primeros trabajos de investigación que daban un alerta sobre las posibles
implicancias de la radiación electromagnética no ionizante data de 1982
realizado por el Dr. William Ross Adey “Tissue Interaction with No ionizing
Electromagnetic Fields” y que fue publicado recién en enero de 1991 por “The
American Planning Association”, en el cual se destacan los siguientes
resultados:
Nivel Efecto.
0.1μW/cm2 Incrementa la permeabilidad de la
barrera sanguínea cerebral
0.3μW/cm2 Incrementa los niveles de aminas en el
cerebro
0.5μW/cm2 Disminuye la cuenta de esperma masculino
4
μW/cm2 Efectos
neuroendocrinos
10
μW/cm2 Efectos Genéticos
28
μW/cm2 Efectos paragenéticos
(efectos causantes de tumores)
El
Dr. Neil Cherry, de Lincoln University, Canterbury, NewZealand, (Julio, 2000)
estudió la disminución de la secreción de la hormona “melatonina” por la
glándula pineal cuando el cerebro se encuentra sometido a radiación de campos
electromagnéticos de bajo nivel. La glándula pineal, es un órgano ubicado en el
centro del cerebro, que convierte la serotonina en melatonina.
Estas
secreciones varían durante las horas diurnas y nocturnas. Durante el día hay
una mayor secreción de serotonina mientras que en la noche aumenta la secreción
de melatonina. La melatonina es una parte vital del sistema bioquímico del
cuerpo humano que trabaja sobre el sueño, el aprendizaje y un barredor de los
radicales libres en todas las células y por lo tanto un potente antioxidante
con propiedades anti cancerígenas y antifatiga. La melatonina, activa las
funciones de muchas hormonas y ayuda a mantener el sistema inmunológico del
sistema de salud y la protección antiviral.
Otra
evidencia del daño que puede producir la irradiación electromagnética, está
dada por el trabajo del Dr. Ph.D. Leif Salford de 1994, y que fue ratificado en
1999 por el Dr. Ph. D. Joseph Roti Roti de la Universidad de Washington en
Saint Louis Mo, en cuanto a la ruptura en la barrera de la transferencia
sanguínea en el cerebro humano. La ruptura de la barrera cerebral se produce a
muy bajos niveles de irradiación (0.4 μW/cm2), a frecuencias del
orden de hasta 2GHz cercanas a las usadas en telefonía PCS y GSM. Este fenómeno
permitiría el pasaje de sustancias químicas cancerígenas al cerebro, como ser
el tabaco, pesticidas, polución ambiental o algunos fármacos que son
normalmente inocuos cuando esta barrera actúa naturalmente.
En
Nueva Zelanda, resolvió que las antenas tienen que estar instaladas por lo
menos a 500 metros de cualquier parte poblada. Igual distancia adopto la Unión Europea,
juntamente con la OMS 1999/519/CEE, en el año 2003. Estas normas hacen especial
hincapié en apartar este tipo de instalaciones de colegios y residencias
geriátricas, ya que algunos estudios científicos sugieren que niños y ancianos
pueden ser los más afectados por una exposición continuada.
En
estos países y ciudades, se está aplicando actualmente una política de
precaución, ya que algunas investigaciones científicas han establecido que la
población expuesta de forma continuada a niveles de radiación similares a los
emitidos por las antenas de telefonía móvil podrían experimentar un incremento
de: abortos, daños en el ADN, cambios en la actividad eléctrica del cerebro y
en la presión sanguínea, descenso de los niveles de melatonina, depresión,
insomnio, dolores de cabeza, síndrome de fatiga crónica, alteraciones del
comportamiento, ansiedad, enfermedad de Alzheimer, mal de Parkinson, esclerosis múltiple, alergias, disminuye la
cuenta de esperma masculino, malformaciones congénitas, afección del sistema
inmunológico, cáncer, tumores cerebrales, leucemia infantil. Es innegable que
vivimos cada día más inmersos en campos electromagnéticos.
Por lo Tanto
· Algunos municipios tienen normativas que contemplan
y regulan el emplazamiento de antenas, sus soportes e instalaciones
complementarias, las mismas deberán ser adaptadas a las normativas y
recomendaciones brindadas por las normas de seguridad internacionales vigentes.
· Resulta oportuno extender este ordenamiento a
la instalación de las antenas y elementos complementarios de todos los
servicios de comunicaciones para evitar que estos nuevos elementos se
multipliquen en forma no prevista, produciendo un efecto no deseado en el
paisaje urbano y la consecuente contaminación visual y/o ambiental que su
emplazamiento supone.
·
Se deberá realizar un estudio detallado de
los lugares donde se puedan localizar, teniendo en cuenta que en los lugares
permitidos no existan en las cercanías grupos de viviendas ni edificios
públicos o privados donde permanezcan seres humanos por tiempos prolongados
·
Los otros efectos directos, derivado de la
instalación de antenas de telefonía y que a simple vista no se percibe, es el producido
por el funcionamiento normal de la antena. La antena instalada cubre una zona
determinada, y envía y recibe señales de todos los teléfonos móviles que se
desplazan por su zona. Estas señales que recibe y emite se denominan ondas
electromagnéticas. Estas ondas no se ven, no se huelen, son invisibles, y se
desplazan por el espacio sin necesidad de cable ni soporte material alguno.
Penetran fácilmente en edificios y personas, lo cual es algo lógico porque sino
no sería posible la comunicación a distancia.
·
La potencia en estas ondas electromagnéticas
va disminuyendo conforme se van alejando de la antena, alrededor de la cual se
producen los niveles más altos de emisión, y estas ondas son absorbidas
fácilmente por el cuerpo humano, en el que se producen unos determinados
efectos biológicos. Pero el problema se plantea por la falta de acuerdo de los
científicos sobre cuáles son los niveles perjudiciales. Existe acuerdo en que
cerca de la antena, en un radio de 3 a 6 metros, los niveles serían demasiados altos
y perjudiciales para el ser humano, pudiendo producir efectos térmicos o
calentamiento, en exposiciones cortas. Por eso se recomienda vallar las antenas
y que el público no pueda acercarse a las mismas. Sin embargo, la mayoría de
países siguen unas normas de exposición que limitan los campos
electromagnéticos que puede recibir un ser humano, teniendo en cuenta los
efectos térmicos.
En muchos países y ciudades, como Suiza, Italia, Suecia, los Países del
Este (que llevan décadas investigando este tema), ciudades australianas, la
ciudad de Toronto (en Canadá) Salzburgo (Austria) y últimamente algunas
ciudades españolas, han establecido normas que obligan a situar las antenas a
100, 200 e incluso 500 metros de lugares habitados, y hacen especial hincapié
en apartar este tipo de instalaciones de colegios, residencias geriátricas, ya
que algunos estudios científicos sugieren que los niños y ancianos pueden ser
los más afectados por una exposición continuada.
·
En estos países y ciudades se está aplicando
actualmente una política de precaución, ya que algunas investigaciones
científicas han establecido que la población expuesta de forma continuada a
niveles de radiación similares a los emitidos por las antenas de telefonía
móvil podrían experimentar un aumento de abortos, daños en el ADN, cambios en
la actividad eléctrica del cerebro y en la presión sanguínea, descenso de los
niveles de melatonina, depresiones, insomnio, dolores de cabeza, síndrome de
fatiga crónica, afección del sistema inmunológico, cáncer, tumores cerebrales y
leucemia infantil.
· Cada vez se alzan más voces señalando la
falta de ética de esta forma de actuación, y el hecho de que, subordinándose la
salud y la seguridad de los ciudadanos a intereses económicos, se haya
extendido de una forma tan amplia esta tecnología, sin que todavía se conozca
su posible repercusión a largo plazo para la salud humana. Por este motivo,
muchos países y ciudades, están adoptando política de precaución, a la espera
de los resultados de las investigaciones científicas, procurando mientras
tanto, apartar las antenas de telefonía móvil de viviendas, hospitales y
escuelas.
·
Se deberán determinarse las distancias de
seguridad de las antenas de telefonía celular y las distancias mínimas de los
edificios públicos, viviendas y lugares de trabajo para el establecimiento de
líneas eléctricas de alta tensión, de radares e instalaciones de trasmisión y
retransmisión, incluidas las repartidoras de telefonía celular, y se
establecerán las distancias de seguridad recomendadas para el uso".
· La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa
(APCE), reunida en Kiev en Comité Permanente, en la Resolución 1815 del 27
de Mayo del 2011, ha solicitado a los
Gobiernos europeos a que “tomen todas las medidas razonables” para reducir la exposición
de los campos electromagnéticos. Entre los
puntos más importantes se pide prestar especial atención a las personas
“electrosensibles” que sufren de síndrome de intolerancia a los campos electromagnéticos
y que se establezcan medidas especiales para protegerlos, incluyendo la
creación de zonas libres de ondas que no estén cubiertas por la red
inalámbrica. Con el fin de reducir costes, ahorrar energía y proteger el medio
ambiente y la salud humana, intensificar la investigación sobre nuevos tipos de
antenas y teléfonos móviles y dispositivos de tipo DECT, y fomentar la
investigación para el desarrollo de las telecomunicaciones basadas en otras
tecnologías que sean igual de eficientes, pero que tengan menos efectos
negativos sobre el medio ambiente y la salud. Establecer umbrales de prevención
para los niveles de exposición a largo plazo a las microondas en todas las
áreas de interior, en conformidad con el principio de precaución, no siendo superior
a 0,6 voltios por metro, y en el mediano plazo reducir la emisión a 0,2 voltios
por metro. Realizar los procedimientos adecuados de evaluación del riesgo para
todos los nuevos tipos de dispositivos antes de concesión de licencias;
· Es un verdadero ejemplo a seguir en este tema
sería resguardar a las poblaciones y alejar posibles focos nocivos de las
cercanías de las ciudades, actuar éste que se adopta en sobre todo países
europeos, quizás líderes en esta materia de protección del medio ambiente y consecuente
salud y bienestar de las personas
· El Municipio, en el ejercicio de su función
de velar por el interés general de la ciudad, debe legislar tanto en los
aspectos urbanísticos como en los técnicos y de seguridad.
“Concluimos
que las lagunas en el conocimiento son suficientes para justificar el principio
de precautorio”.
LEY DEL MEDIO AMBIENTE N° 28611
Articulo VII°
DEL PRINCIPIO PRECAUTORIO
Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza
científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción
de medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del
medio ambiente
En ese sentido podemos señalar que
los elementos que caracterizan al principio precautorio.
a) la incertidumbre
científica, la cual se constituye en la principal característica de este
principio, lo que lo diferencia del de prevención
b) Principio
precautorio El principio precautorio establecido en la Ley del Ambiente N°
28611, determina en forma expresa que Cuándo haya peligro de daño grave
o irreversible la ausencia de información o certeza científica no deberá
utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces, para
impedir la degradación del medio ambiente. Este principio reconocido
internacionalmente y de aplicación cada vez más frecuente indica que todo daño
a la salud o al medio ambiente debe ser evitado o minimizado a través de
medidas de carácter preventivo. Para este logro, las actividades o empleo de determinadas
tecnologías cuyas consecuencias hacia las personas o medio ambiente sean
inciertas, pero potencialmente graves, deben ser restringidas hasta que dicha
incertidumbre sea resuelta en su mayor parte.
El
principio 15 de la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo lo
define así: “Con el fin de proteger el medio ambiente, los
Estados deben aplicar ampliamente el criterio de precaución conforme a sus
capacidades. Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de
certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la
adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la
degradación del medio ambiente
Dicho
principio se encuentra enunciado en el inciso 3 del artículo 3 del Convenio
Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y fue incorporado en el
artículo 130 R-2 en el Tratado de Maastricht de la Unión Europea.